El término inteligencia artificial se utiliza mucho en estos tiempos,
máquinas que gracias a las nuevas tecnologías son capaces de hacer muchas cosas mejor
que un humano, cumpliendo labores que antes solo la mente de una persona podía
hacer.
Computadoras que piensan por nosotros y nos ahorran trabajo. Suena
bien, pero para un grupo de científicos es también un peligro al que debemos estar muy
atentos y, nos lo hicieron saber a través
de una declaración conjunta.
Hablamos de la posibilidad de que en un ambiente no controlado en forma
adecuada, los sistemas de inteligencia artificial podrían tener comportamientos
no deseados e incluso dañinos.
La comunidad muestra así la preocupación ante una posible
independencia de inteligencia artificial, capaz de pueda tomar vida
propia y superar la que ha figurado el hombre. De este modo, quienes hoy
estamos a cargo de estos dispositivos perderíamos el control sobre las máquinas
y estas podrían actuar en contra de sus creadores. Según la carta abierta, las
investigaciones deberían enfocarse en lograr que quienes trabajan con ella
tomen medidas de seguridad ante una rebelión robótica en caso de problemas.
Las máquinas y sistemas de inteligencia artificial
carecen de dos cosas muy importantes: sentimientos y ética, por lo que no son
capaces discernir correctamente entre el bien y el mal, ya que su
comportamiento depende de programación y no de la racionalidad, por lo que, en
caso de cualquier falla, podrían dañar al resto.
Estas máquinas desarrollaran sentimientos y dudas ante
las acciones de los humanos, cuestionaran nuestras acciones, debido a que son
más avanzados que nosotros. Al no distinguir entre el bien y el mal, trataran
de “arreglarnos”, provocando una rebelión.